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P. Tarcisio

El Señor cuida de aquellos que le temen. SALMO 33 (32)


1. TIPO DE SALMO: Himno de alabanza.

Es una de las formas más elevadas de todos los tipos de salmos que hay. La alabanza y la alegría brotan de la admiración por las grandes obras de Dios en la creación y en la historia. El himno está completamente centrado en Dios y en sus obras.

Generalmente los himnos se componen de tres partes: 1) Invitación a la alabanza; 2) desarrollo de los motivos que justifican la invitación inicial; 3) conclusión, que puede ser otra invitación para alabar, o un deseo manifiesto de lo que se espera de parte de Dios.

2. LEER LA PALABRA.

Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.


¿Qué dice el texto?

vv.1-3. En el caso del salmo 33, la invitación es para los justos, a fin de que alaben al Señor. Ellos deben cantar, tocar y acompañar esa alabanza con instrumentos musicales.


vv. 4-15. En las lecturas de este domingo, se tomaron sólo algunos versos de este salmo. Uno del inicio, que es el principal motivo para alabar a Dios, “Él ama la justicia y el derecho y su amor llena toda la tierra” (v.5). Y dos del final, donde se dice que Dios no se desentiende ni de la creación, obra de sus manos, ni de los que se acercan a Él (v.18). La presencia de Dios con sus criaturas se da especialmente en tiempos difíciles, en peligro de muerte y en tiempos de hambre (v.19).


La conclusión del salmo termina con una afirmación de parte de los que cantan este himno: “El Señor es nuestra esperanza, puesto que en Él confiamos” (vv.20-22).

En los versos que no leímos en la liturgia de este domingo se reconoce al Señor como el creador de todas las cosas. Un creador que no hizo el universo para luego abandonarlo a su suerte, sino que lo acompaña “de generación y generación” (v. 11). Él se preocupa de todos los seres humanos, conoce a cada uno, porque él modeló cada corazón (vv.13-15).

3. MEDITAR LA PALABRA. ¿Esta lectura dice algo especial para ti?

Tal vez convenga subrayar también los versículos 16 y 17, donde dice que la victoria de un rey no depende de su ejército, ni de la fuerza de sus soldados y sus caballos, sino de la confianza que tenga en el Señor.


Nosotros también podemos confiar mucho en nuestras propias capacidades y olvidarnos de

pedir la ayuda de Dios. Por eso este himno es una invitación a reconocer que somos criaturas de Dios, que Él nos conoce y nos ayuda si nosotros queremos y se lo pedimos con sincero corazón.

ORAR CON LA PALABRA. ¿Qué le dices tú a Dios? ¿Qué has recibido de Él?

“Esperamos con anhelo en el Señor,

Él es nuestra ayuda y nuestro escudo;

En él nos alegramos de corazón y en su santo nombre confiamos.

Que tu amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti”.

Sal 33,20-22)

CONTEMPLAR LA PALABRA. ¿Cómo cambia tu mirada?

Cuando tenemos un problema o una necesidad nos dan ganas de rezar para pedir la ayuda de Dios. Pero cuando las cosas van bien, cuando no nos falta nada, a veces olvidamos dar gracias por todo lo que hemos recibido.

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