Yo Soy el Pan de Vida
En su marcha hacia la Tierra Prometida, el Pueblo de Israel tiene que aprender a confiar en Dios. Habían dejado atrás la esclavitud de Egipto, pero tenían que caminar por sí mismos en la libertad. Ante las carencias y dificultades del camino, se desesperan y murmuran, se quejan con Moisés. Y en ese momento hubieran preferido seguir siendo esclavos, antes que pasar hambre. Pero Dios les responde y les confirma que Él cuida de ellos y les da el maná como señal de su cuidado, cada día.
En el evangelio, Jesús confronta a la multitud que lo busca para recibir pan: “Por qué me están buscando?”. Evidentemente, muchos lo buscaban por las señales milagrosas, el pan multiplicado, las curaciones. Había un interés material para acercarse a él. Por eso les pide que busquen otro tipo de alimento, otras motivaciones. ¿Por qué buscamos nosotros a Dios, a Jesús? ¿Es únicamente por las cosas que él nos da? — Recibimos mucho de Dios, es cierto, pero ¿buscamos a Jesús por él mismo, por lo que significa para nuestras vidas? Él es quien da sentido a nuestra vida y quien nos dice cómo podemos seguir creciendo como hermanos y hermanas suyos. Y él nos pide también que aprendamos de él a darnos a los demás, para llegar a ser, por nuestra entrega, como comida y bebida los unos para los otros.
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