En la primera lectura luego de liberar al pueblo de la esclavitud y llevarlo a la tierra prometida, Dios propone al pueblo una alianza. Dios desea que nos relacionemos con él ejerciendo nuestra libertad. Dios nos propone la salvación y nos deja libres para aceptarlo a él en nuestra vida.
Igualmente, en el Evangelio, Jesús nos está llamando para que hagamos una elección de fe, muchos discípulos suyos deciden no seguirle. Ellos habían soñado con un salvador triunfante, totalmente diferente. Llega el momento de tomar la decisión de seguirlo o abandonarlo. ¿Cómo responderemos nosotros?
Pedro ayuda en nuestra decisión diciendo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Esta respuesta alimenta nuestra fe, la fortalece y, además, observemos que contra lo que muchos piensan, no se trata de una fe a ciegas; es más bien una fe que se experimenta y que se conoce porque Pedro dice: “nosotros creemos y sabemos”.
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