1. TIPO DE SALMO: Petición de auxilio a Dios
Este salmo es una oración que refleja el estado de ánimo de una persona que clama a Dios en medio de las dificultades y problemas de la vida; muestra los temores de la persona que sufre, pero también su gran confianza en el auxilio de Dios.
2. LEER LA PALABRA.
Salmo 85, 5-6. 9-10. 15-16ª
1Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; 2protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.
3Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; 4alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti;
5Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, 6escucha mi oración y a mi súplica da repuesta pronta.
7En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. 8No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas.
9Señor, todos los pueblos vendrán para adorarte y darte gloria, 10pues sólo tú eres Dios, y tus obras, Señor, son portentosas.
11Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre.
122Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, 13por tu gran piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo.
14Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti.
15Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, 16mirame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; 17dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
¿Qué dice el texto?
El Salmo comienza con una intensa invocación, que el orante dirige al Señor confiando en su amor (cf. vv. 1-7). Expresa su dolor y fragilidad ante las dificultades de la vida; pero con la seguridad que la bondad de Dios no se hará esperar para socorrerlo.
Al final expresa nuevamente la certeza de que el Señor es un «Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal» (v. 15; cf. Ex 34,6). Estos reiterados testimonios de confianza manifiestan una fe intacta y pura, que se abandona al «Señor, quien es bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan» (v. 5).
El salmista se presenta ante Dios con una petición: “Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre.” (v. 11). Es hermosa esta petición de poder conocer la voluntad de Dios, así como esta invocación para obtener el don de un «corazón entero», sin doblez para avanzar por el camino de la vida.
El salmista también se abre a la universalidad: «Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor» (Sal 85,9). El sufrimiento no es de unos pocos y la ayuda de Dios tampoco es para unos cuantos. El salmista proclama que todos los pueblos recibirán la ayuda de Dios.
3. MEDITAR LA PALABRA. ¿Esta lectura dice algo especial para ti?
Hermoso salmo para ser leído y meditado en tiempos de dificultad, cuando los problemas nos sobrepasan y no sabemos que hacer. La fe y la confianza en Dios nos darán fortaleza y nos harán esperar que su ayuda vendrá a nosotros.
4. ORAR CON LA PALABRA. ¿Qué le dices tú a Dios?
Escúchanos, Señor, que somos unos pobres desamparados; enséñanos tu camino y haz que nos mantengamos durante todo el día en el temor de tu nombre; que, aunque nos veamos sumergidos en los problemas, sepamos confiar en tu gran bondad para con todos y bendecir tu nombre.
5. CONTEMPLAR LA PALABRA. ¿Cómo cambia tu mirada?
En medio de los problemas es bueno saber que no estamos solos; que tenemos a quien recurrir en medio de las dificultades. Tarde o temprano todos necesitamos la ayuda de los demás y especialmente la ayuda de Dios. Este salmo aviva nuestra confianza en Dios, bueno, clemente y compasivo. Él iluminará nuestro camino y nos ayudará a recuperar la paz que habíamos perdido.
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