![](https://static.wixstatic.com/media/d11f6e_32bc03b35cf948249ef281988ccf6587~mv2.png/v1/fill/w_79,h_76,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,blur_2,enc_auto/d11f6e_32bc03b35cf948249ef281988ccf6587~mv2.png)
¿Qué buscan?"
Ellos le contestaron:
"¿Dónde vives, Rabí?"… Él les dijo: "Vengan a ver".
La vocación de Samuel en el Antiguo Testamento, como la vocación de los primeros discípulos de Jesús en el Nuevo Testamento son tipo y modelo de nuestra propia vocación y consagración a Cristo desde nuestro bautismo.
Cristo que nos llama a seguirle para aprender su forma y estilo de vida, nos va transformando y configurando a Él. Nos da una identidad y un nombre nuevos que nos consagra totalmente a Dios. Así restaura y reintegra nuestra dignidad. Somos creaturas nuevas y templos de Dios, pues hemos recibido su Espíritu y mora en nosotros. Así nos lo enseña San Pablo en 1ª. Carta a los Corintios que escuchamos este domingo.