DOMINGO DE RAMOS
- Fr. Claudio
- 11 abr
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Con la entrada de Jesús a Jerusalén damos comienzo a la Semana Santa. Con alegría y cantos, con palmas y ramas de olivo en nuestras manos evocamos el momento en que Jesús entra sobre un burro en la “ciudad de la paz”. Ciudad que es el escenario donde se desencadenan los acontecimientos de su pasión y muerte. San Lucas nos narra este momento de la entrada triunfal a la Ciudad del rey David, una entrada humilde y sencilla, no como un guerrero o un conquistador, no busca imponer la fuerza militar o impuestos monetarios. No pretende ser temible, ni terrible… Jesús de Nazareth, por puro amor, traviesa una de las puertas de acceso a la Ciudad Santa para que se pueda percibir una nueva imagen de Dios que, con la grandeza y el esplendor de su humildad, quiere acercarse al ser humano. Este es el sublime pórtico de la Semana Mayor… el también llamado Domingo de Pasión. Porque desde la humildad se nos va a mostrar la fuerza que posee el amor de Aquel que murió en una cruz, para que la esperanza y la alegría no desaparezcan de la faz de la tierra.
P. Claudio.





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