Si tienes una madre todavía/ Da gracias al Señor que te ama tanto/ Pues no todo mortal contar podría/ Dicha tan grande ni placer tan santo” (E. Neumann). El día de las madres es para agradecer a Dios, alegrarnos por nuestras madres vivas y unirnos en oración por las madres difuntas.
Muchos de nosotros no podremos visitar o ver a nuestra madre porque vivimos lejos de ella. No tenemos la oportunidad de darle un abrazo y sentir otra vez el calor de su amor y la alegría de estar en su presencia. Sin embargo, gracias al teléfono, al internet y a la oración, podemos mantenernos en contacto aún en la distancia.
¿Recuerdas a tu mamá en misa? Quizá te decía que te comportaras en la casa de Dios. Nuestras madres nos hablaron de la Virgen María y nos enseñaron a amar a Jesús. El Señor le pidió a su madre que nos recibiera como sus hijos: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” (Jn 19, 26), y a nosotros nos dijo, “Ahí tienes a tu madre”
(Jn 19:27)