Reflexión del Evangelio, III Domingo de Pascua, 4 de Mayo, 2025

Jesús y Pedro

En los evangelios encontramos varios textos que nos narran cómo fue el encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos.

Son diferentes los lugares, las personas y los momentos en que se les aparece. Sin embargo, todos dicen que los discípulos no reconocían al primer momento, no estaban cien por ciento seguros si era el mismo Jesús que ellos conocieron. De la misma manera, cada cristiano al comenzar su camino en la fe no reconoce ese Jesús resucitado, pero en la medida que se acerca y convive con él, lo va reconociendo vivo y presente en su vida.

El evangelio de hoy nos presenta un grupo de siete apóstoles desanimados, tratando de recuperar el ritmo de la vida que tenían antes de seguir a Jesús; quizá pensando que todo había terminado con la muerte del Maestro. Sin embargo, reciben un nuevo llamado, y sus pequeños esfuerzos en la tarea de pescar lograrán frutos, sabiendo que el resucitado está con ellos. Es un mensaje poderoso para todo aquel que ha creído en Jesús, en los momentos de tristeza y desaliento, cuando los resultados parecen muy pobres, es cuando esa presencia divina nos ayudará a recuperar nuevamente la fe y la confianza en Dios.

Fr. Tarcisio