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  • P. Martin

Reflexión de la Palabra de Dios, Domingo 4 de Junio, 2023


Al pensar en el misterio de la Santísima Trinidad y por la brevedad de las lecturas con las que hoy la Iglesia nos invita a meditar en este misterio se podría decir que, en lugar de explicarlo, se trata más bien de contemplarlo. Estar en la disposición de la que nos habla hoy la Palabra de Dios.


No podemos entrar en el misterio de la grandeza de Dios, pero es Dios mismo el que se nos da a conocer por medio de la oración. Es el Señor el que baja del cielo y se queda con nosotros, como se quedó con Moisés; dispuesto a caminar con nosotros, a pesar de nuestros pecados y de que continuamente lo ignoramos al no tomarlo en cuenta en nuestras actividades.


Hoy meditemos en las palabras de Jesús a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.” (Jn 3, 16) Dios se nos muestra como amor y, comprender un amor así, significa dejarse amar por él, aceptarlo, asimilarlo, hacerlo propio, y esto es empezar a comprender el misterio de la Trinidad.

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