SEÑOR, YO NO SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA…
- Fr. Tarcisio
- 9 oct
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Durante la Celebración de la misa, en el momento en que el Sacerdote eleva la Hostia consagrada y anuncia: “Este es Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Dichosos los invitados a la cena del Señor”. Toda la asamblea responde: “Señor, Yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”.
Esta respuesta ha sido tomada del pasaje del evangelio en que un centurión romano hace su confesión de fe plena en Jesús (Mt 8,8-9). Aquel soldado romano sabía que Jesús podía curar, que bastaba su palabra. Así nosotros, antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, hacemos esta confesión de fe.
“Yo no soy digno de que entres en mi casa…” Soy un pecador, y aun así tú quieres estar en mí, para alimentarme, fortalecerme y darme vida.
“Una palabra tuya bastará para sanarme…” Creo, Señor que la comunión contigo, sana, protege, fortalece y salva. Por eso, al recibir la Hostia, recíbela con humildad, con fe, y agradecimiento.
P. Tarcisio




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